A partir del primer estudio de Roger Ulrich se desarrolla la metodología denominada «Diseño Basado en la Evidencia» (EBD son sus siglas en inglés) -que forma parte de un gran movimiento llamado Evidence-based practices-; definida como el proceso de construir un ambiente/espacio físico con el apoyo y guía de investigación científica, que permita lograr mejores resultados.
Al aspecto metodológico se suma otro importante elemento: trabajar de manera integrada. Una de las mayores especialistas en el área de la investigación y trabajo metodológico sobre Jardines Sanadores -Clare Cooper Marcus- en su paper “The Future of Healing Gardens” enfatiza en lo vital que resulta que tanto investigadores como arquitectos de paisaje trabajen juntos; bajo una misma comprensión y objetivos del proyecto en cuestión. En su paper eleva la labor de quienes desarrollan Jardines Sanadores y muestra la importancia de la discusión en torno a “¿cómo construir un puente entre investigadores y diseñadores/arquitectos?”. Esta interrogante se resuelve -en gran medida- con dos elementos base: que el foco de los especialistas (investigadores y arquitectos del paisaje) este en detectar y reflejar las verdaderas necesidades de la comunidad hospitalaria, y que el proyecto sea desarrollado y construido en base a una metodología clara y participativa.
Metodología y sus etapas
El siguiente cuadro muestra las etapas metodológicas utilizadas en el desarrollo de Jardines Sanadores y Terapéuticos por el equipo de Fundación Cosmos.
Esta etapa se construye entre las distintas instituciones involucradas en el desarrollo del futuro Jardín Sanador o Terapéutico, y -dependiendo de las partes- podría requerir mayor tiempo del esperado. Permite definir las responsabilidades y deberes de cada uno de los actores que interactuarán en el proyecto, lo que facilitará el trabajo posterior (etapa de ejecución, por ejemplo).
La firma de un convenio es recomendable, ya que entrega un marco de acción que dará las directrices en cada una de las etapas metodológicas que se llevarán a cabo.
El diagnóstico de un Jardín Sanador o Terapéutico contempla tres especialidades desde las cuales se realizan los análisis. Estas sus especialistas deben trabajar idealmente en conjunto: cada uno en comprensión del otro.
· Por un lado, están los aspectos técnico-físicos que requieren de la mirada y análisis de un arquitecto del paisaje y de un diseñador paisajístico;
· Luego, se encuentra el levantamiento de las necesidades clínico-terapéuticas de los pacientes, el que se desarrolla con el apoyo de un especialista del área salud.
· Finalmente está el análisis social de contexto comunitario, trabajo liderado por un profesional del área de investigación social.
A partir de las conclusiones del diagnóstico inicial se desprenden tanto el trabajo participativo como las diversas herramientas a utilizar en el proceso de construcción del proyecto.
En los diagnósticos social y físico —y en todas las etapas posteriores del proyecto— es fundamental recoger las opiniones y miradas de toda comunidad involucrada: los pacientes y sus familiares; los profesionales de la salud del establecimiento; la dirección del centro de salud y los profesionales de las distintas áreas de especialidad (investigación-arquitectura). Lograr unir las necesidades de la comunidad y los anhelos que se construyen en relación a esta nueva infraestructura hospitalaria al aire libre, será parte esencial del éxito en un proyecto con estas características.
· Diagnóstico clínico, estudio de las condiciones clínicas de los pacientes, además de los aspectos físicos-clínicos (infraestructura hospitalaria) con la que cuenta el centro de salud.
· Diagnóstico físico, se realiza un análisis histórico y actual del área contemplada para la construcción del Jardín Terapéutico o Sanador, tomando en cuenta su topografía, morfología, preexistencias naturales y artificiales, accesos y circulaciones, entre otros aspectos.
· Diagnóstico social, levantamiento de los usos actuales, tradiciones, anhelos, necesidades y sueños de los usuarios, familiares y funcionarios de la institución, a través de entrevistas, diálogos, encuestas y dibujos (cuando se trabaja con niños pequeños o personas con dificultades de expresarse de forma escrita o verbal).
Una vez concluido el diagnóstico, es muy importante realizar una devolución de los resultados a la comunidad que participó en el proceso. Con el ejercicio de devolución se validan los resultados concluidos y se puede continuar con el siguiente paso del proceso.
Desarrollar un Jardín Terapéutico requiere de la integración y participación constante de la comunidad hospitalaria, para que ésta se haga parte del proyecto y genere un fuerte sentido de pertenencia con el lugar y con el proyecto. Sólo así, una vez inaugurado el Jardín, su mantención posterior se transformará en una de las actividades terapéuticas a cargo de la comunidad, y dejará de ser uno de los problemas que puede afectar la efectividad de jardín terapéutico.
La primera instancia de integración que se presenta es el diseño participativo del jardín. A continuación describimos dos de los modelos de actividades participativas que más ha utilizado Fundación Cosmos en el desarrollo de Jardines Terapéuticos en Chile. Es importante aclarar que estos dos ejemplos no son los únicos y que su elección dependerá de la necesidad de la comunidad en la que se encuentren desarrollando el proyecto de Jardín Sanador o Terapéutico.
· Cartografía participativa: miembros de toda la comunidad hospitalaria (pacientes, familiares o tutores, y funcionarios) se dividen en grupos representativos guiados por un coordinador, que plasmará en un plano del lugar los anhelos y necesidades que surjan en relación a este nuevo Jardín Sanador.
La labor del coordinador de cada grupo es fundamental, ya que de éste depende la organización de la actividad, la explicación de las posibilidades y limitantes que enfrenta el diseño, y el correcto uso de los materiales (adhesivos con íconos, lápices de colores, post it).
Esta actividad supone al conocimiento previo de las conclusiones del diagnóstico (etapa 1) por parte de los participantes, porque a partir de ellas se desprenden las pautas y las limitantes para el diseño y ejecución de este proyecto.
· Reconocimiento territorial: actividad para explorar el área a intervenir y determinar la zona de mayor significancia personal, grupal e histórica. Los participantes son convocados por la dirección de establecimiento de salud, y deben tener la menor intervención o guía posible durante la actividad. Este ejercicio permite (re) construir el relato grupal e individual y la historia del lugar a intervenir, y propicia el desarrollo de un vínculo positivo con un área que no ha sido utilizada en años, que podría estar abandonada o incluso tener una connotación negativa.
Una vez escogida la zona a intervenir es importante explicar por escrito la razón de la elección y se deja el escrito en el lugar.
El diseño técnico de un Jardín Sanador o Terapéutico recoge los elementos, ideas, sueños expresados por la comunidad hospitalaria durante el diseño participativo. Eso sumado a las conclusiones que se desprendan del diagnóstico, del presupuesto y tiempos de ejecución del proyecto dará pie al diseño de los sectores/áreas y elementos que coexistirán en el lugar, incluyendo senderos, áreas verdes, rampas y otros accesos; además de la elección de las especies vegetales, mobiliario y otros elementos fundamentales en un jardín de este tipo.
Esta etapa, por lo tanto, requiere de la mirada y análisis de un arquitecto del paisaje y de un diseñador paisajístico, quienes han sido parte activa de las etapas previas (Diagnóstico y Diseño Participativo).
La propuesta de diseño técnico debe contar con una devolución técnica dirigida a la comunidad involucrada en las actividades participativas previas. En éstas se presentan los argumentos y componentes que orientaron el diseño de este nuevo jardín.
Es importante que esta presentación (devolución técnica) cuente con espacios de preguntas y opinión de los presentes, ya que permite evaluar potenciales cambios al diseño propuesto.
Finalmente se incorporan las modificaciones propuestas y aceptadas al proyecto final de diseño; se presenta nuevamente para la aprobación final.
Sólo habiendo alcanzado este último punto se puede continuar con la siguiente etapa del proceso.
La ejecución del proyecto involucra pasos que varían según las características específicas de diseño, dimensión y las condiciones previas del terreno a intervenir. Sin embargo, existe una estructura general en la construcción de este tipo de proyectos, y esta sigue el siguiente orden cronológico en sus partidas:
Obras previas: se refiere a la habilitación del espacio a intervenir, a través de la instalación de elementos para mitigar ruidos molestos, exceso de polvo o cualquier otra condición que afecte la calidad de vida y seguridad de la comunidad hospitalaria durante la ejecución del proyecto.
Las obras previas se abordan y deciden en conjunto con la institución o centro de salud; y finalizan con el retiro de escombros, la limpieza de maleza del sector en el cual se trabajará, la eliminación de basura y restos vegetales.
Obras civiles: corresponde a la ejecución de la obra gruesa del jardín, es decir, los senderos, accesos, rampas, pérgolas, mobiliario en obra, etc., según cual sea el diseño del jardín.
Los senderos y recorridos interiores pueden ser demarcados y delimitados con solerillas, cubiertos con maicillo, chips de madera o gravilla; los accesos se deben ejecutar sobre radieres o pastelones de hormigón con las medidas adecuadas para otorgar accesibilidad universal.
En esta etapa también se contemplan elementos de infraestructura propia del jardín, como pérgolas, quinchos o mobiliario en obra, los cuales pueden tener fundaciones de cemento, estructura base y terminaciones como revestimientos o pavimentos específicos.
Sistema de riego y de iluminación: una vez ya establecido los perímetros de las áreas que se plantarán con especies vegetales es posible instalar el sistema de riego.
La decisión con respeto al método de riego a utilizar se toma junto a la dirección o área de mantención de la institución; dos alternativas utilizadas son riego por goteo o por aspersores (ambos pueden ser de forma manual o automática). Lo anterior dependerá, principalmente, de la cantidad de agua que requieran las especies plantadas, y del método de mantención que utilicen.
Una vez definido el tipo de riego deben hacerse las conexiones de agua y eléctricas hacia los circuitos con los que ya cuente el recinto. En este momento se podrán hacer las conexiones eléctricas necesarias para instalar equipos de luminaria o, en el caso de tener una fuente de agua, una bomba de agua.
Paisajismo: se recomienda que este sea el último paso de la ejecución del proyecto, ya que implica la plantación de especies vivas que necesitan cuidados especiales, difíciles de mantener durante el desarrollo de la obra.
El paisajismo incluye los siguientes ítems:
· Mejoramiento de la tierra base agregando tierra de relleno, compost y, por último, fertilizante para siembra y plantación. La necesidad o complejidad de este paso dependerá de la calidad de la tierra existente en el lugar.
· Una vez preparada la tierra se realiza la plantación, que puede ser especializada o participativa con los miembros de la comunidad, dependiendo de la complejidad de la plantación.
Mobiliario: mientras se desarrolla la etapa de paisajismo es posible disponer el mobiliario con que contará el jardín, según su diseño: escaños, basureros, mesas de trabajo, cajones de huertos o maceteros, juegos para niños, y otros elementos que apoyen o complementen el paisajismo.
Si el jardín contempla la instalación de juegos infantiles es importante considerar -para su correcta instalación- ajustar las líneas de pavimentos en relación a las medidas del juego; contar con un piso nivelado para el funcionamiento adecuado y seguro; considerar la altura del mobiliario cuando se haga la partida de obras civiles.
Este paso es recomendable que se realice lo más cercano posible a la etapa de inauguración o finalización de la ejecución técnica del proyecto. Esto debido, principalmente, al cuidado y mantención que requieren las especies vegetales plantadas, lo que se dificulta si los trabajos al interior del área continúan.
La plantación participativa es otra de las actividades -además del diagnóstico y diseño participativo- que permiten afianzar el compromiso y sentido de pertenencia de la comunidad con esta nueva infraestructura hospitalaria al aire libre. Quienes han sido parte del proyecto desde un inicio, y participaron de las distintas etapas y actividades, le dan un valor de gran simbología emocional a la actividad de plantación:
· Permite que la comunidad trabaje de manera colaborativa, lo que refuerza las relaciones y profundiza lazos hacia este nuevo espacio y entre ellos.
· Les ayuda a encontrarse como compañeros de trabajo en un ambiente externo al directamente laboral, el que muchas veces está rodeado de elementos de stress ambiental, competencia profesional y exigencias propias de sus funciones.
· Aprendizaje directo en el cuidado y mantención de las especies que componen este nuevo jardín.
Contar con voluntarios externos a la comunidad hospitalaria (colaboradores de compañías patrocinantes, grupos de jardinería o voluntarios permanentes de los distintos proyectos), enriquece la experiencia para todos los participantes.
La cantidad de actividades de plantación participativa dependerá del tamaño del jardín y de la cantidad de especies a plantar.
Tras esta actividad participativa la inauguración del proyecto se presenta como un hito de cierre al que deben ser invitados todos los actores tanto internos como externos. Además, la inauguración permite visibilizar el jardín y entregar formalmente el espacio a la comunidad para el posterior uso terapéutico.
Una vez finalizado e inaugurado un nuevo Jardín Terapéutico el trabajo metodológico continúa tras meses e incluso años de entregado el proyecto; esto debido a que es fundamental evaluar su uso en relación a los objetivos trazados inicialmente. Expertos en esta materia recomiendan que el proceso de evaluación sea realizado por una persona externa al proyecto, y así mantener la objetividad.
La evaluación de uso del jardín puede realizarse en ciclos (a los 3, 6, 9 y 12 meses) y contar con una estrategia de trabajo definida previo a la inauguración:
· Estrategia de actividades terapéuticas. Éstas se trabajan y desarrollan junto al equipo médico de la comunidad hospitalaria. Son ellos, quienes a través de sus experiencias y capacidad de trabajo, los que guían la propuesta base de las actividades terapéuticas a desarrollar y las áreas adecuadas del jardín para realizarlas.
· Lograr el compromiso por parte del equipo médico y técnico de llevar un registro de las actividades realizadas y el sector del jardín en el que se realizaron. Un cuarderno o libro de notas que registre horario de uso, terapia realizada, paciente y área del jardín utilizada.
· Informes mensuales de las actividades con sus principales dificultades y logros.
· Elaboración de encuestas de percepción enfocadas en las distintas audiencias de la comunidad (pacientes, familiares y funcionarios).
La etapa de evaluación implica verificar si lo diseñado y construido cumple con:
· Los objetivos del proyecto trazados inicialmente;
· Si las necesidades de los usuarios se lograron satisfacer;
· Si efectivamente es utilizado como un espacio terapéutico y se mantiene como tal.
Desarrollar un proceso metodológico que acompañe y nutra el diseño de un nuevo Jardín Terapéutico implica trabajar con las comunidades que darán uso y vida a este espacio. Esto se logra -en parte- a través del vínculo directo que se desarrolla con las comunidades y el levantamiento de las distintas necesidades que se presentan: un paciente tendrá expectativas y anhelos muy distintos a los de un profesional de la salud o un familiar de un hospitalizado. La sutileza y arte está en detectar todas las necesidades y lograr plasmarlas en un diseño que realmente los represente a todos.
Es importante destacar que el trabajo de quienes desarrollan Jardines Sanadores o Terapéuticos no termina con la inauguración del nuevo espacio de infraestructura hospitalaria al aire libre. La evaluación es parte importante del desarrollo de un Jardín Sanador o Terapéutico, ya que permite evidenciar si el trabajo inicial de diagnóstico y diseño efectivamente se reflejan en el resultado final. Además, en esta etapa es posible observar -a través del análisis del uso diario del espacio- si se requiere de modificaciones del diseño.
[ssba]